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Por qué la Universidad de Granada está en el top de universidades en investigación de inteligencia artificial

Caminar por la Granada vieja es dar un paseo entre el ayer y el mañana. Las calles estrechas e irregulares, las teterías árabes y la imponente vista de La Alhambra advierten de su rica y milenaria historia; las voces jóvenes que se escuchan por doquier, en distintos idiomas y con decenas de matices regionales, apuntan al futuro. La urbe nazarí, crisol de culturas desde la Edad Media, es hoy una de las principales ciudades universitarias de España y la institución que acoge a esos estudiantes, la Universidad de Granada (UGR), un destacado centro de investigaciones en informática e inteligencia artificial (IA).

Así lo afirman diversos rankings académicos internacionales, como el de la Universidad Jiao Tang de Shanghái de 2019, que coloca a la UGR entre las cien mejores universidades del globo en ingeniería informática. O el del Times Higher Education, que en 2017 posicionó a los nazaríes como la quinta institución del mundo por impacto de citas sobre investigaciones de inteligencia artificial, una lista que encabezaba el Instituto Tecnológico de Massachussets.
Pero ¿cómo ha conseguido la UGR, ubicada lejos de los principales polos tecnológicos de España y en una región con una economía muy ligada al turismo, codearse con las principales instituciones del mundo en informática e inteligencia artificial? La explicación hay que buscarla antes del bum digital, cuando las ciencias de la computación eran mucho más teóricas que prácticas.

“Los creadores del departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, que nació en los años ochenta, plantearon la investigación de alto impacto como un elemento fundamental. Esa cultura de la investigación permitió atraer más proyectos, lo que hizo posible contratar a más profesores y que fuésemos creciendo”, explica Francisco Herrera, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la UGR.

Francisco Herrera
Así, el departamento se centró en investigaciones de relevancia internacional y su publicación en revistas científicas de prestigio con el objetivo de atraer más financiación de instituciones públicas, ya que, al ser más teórica en aquellos momentos, no había tanta inversión privada para nuevos proyectos como hoy día. Gracias a esa política, además, iban necesitando poco a poco a más investigadores e incorporaban a doctorandos -académicos que preparan su tesis doctoral- que contribuían con sus estudios a aumentar las publicaciones.

“Es una rueda. Si consigues más publicaciones y cumples con los objetivos, eres más competitivo a la hora de conseguir proyectos de financiación nacional e internacional y becas. Con eso, puedes tener a más doctorandos que hacen sus investigaciones contigo. Y después de varias décadas así, esta dinámica estimula el área y refuerza el departamento”, afirma Jorge Casillas, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la UGR.

“Por eso tenemos muchas publicaciones y aparecemos tan bien posicionados. En esos rankings, además, se tienen mucho en cuenta las citas de nuestros estudios por parte de otros investigadores, y es cierto que el departamento ha trabajado en líneas que han dado lugar a muchas citas”, añade Herrera, que es uno de los autores más citados de la Universidad de Granada.

De esta forma, el departamento en el que trabajan Herrera y Casillas ha podido pasar de contar con 16 profesores a finales de los ochenta a tener más de 70 en la actualidad. Aunque el enfoque en la investigación no ha sido el único factor que explica este crecimiento, también ha tenido una importancia capital que la informática se haya convertido con el paso de los años en una disciplina transversal a muchas carreras universitarias, lo que ha provocado una mayor necesidad de docentes de la materia.

“La plantilla se regula sobre todo por la actividad docente, aunque lo que acaba luciendo más es la investigación. Pero difícilmente se consigue financiación para una plantilla que sea sólo investigadora”, señala Casillas.