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Soy youtuber y tengo dos millones de suscriptores, pero sigo siendo anónimo: el enigma Vicesat

Cuando uno va a entrevistar al youtuber español con más suscriptores en la categoría 'Motor', que ya va por los dos millones, podría esperar encontrarse con alguien que exhiba poderío, que se ufane de cierto poder adquisitivo, preocupado por su apariencia y con un coche caro como seña de identidad. Pero no. Vicesat is different.

Vicesat, quien ocupa ese número 1 en el podio, es un rara avis en el panorama youtuber. Lleva ocho años en la plataforma, suma casi 400 millones de reproducciones en los 280 vídeos que lleva publicados y tiene una comunidad descomunal, pero nunca ha dado la cara, ni siquiera ha dicho cuál es su nombre de pila. Lleva coches de segunda —o tercera— mano arreglados por él mismo y rechaza invitaciones a todo tipo de eventos si a cambio le piden poder usar su imagen. Viendo sus vídeos se podría decir que practica el antipostureo. Es un youtuber, ante todo, peculiar.

Sus vídeos, de narrativa directa y cercana, muestran sus peripecias a la hora de poner un motor eléctrico en una bici, restaurar en su garaje coches de segunda mano, pequeños trucos para arreglar problemas automovilísticos de forma simple o camperizar una furgoneta a lo low-cost.

Un youtuber contra el postureo

Lo del antipostureo no es un asunto trivial. Él mismo se enorgullece de haber seguido esa senda, según nos explica. "En YouTube, igual que en las redes sociales, parece que todo es magnífico, todo es bueno. Nunca hay nada malo. Ni en la vida de la gente ni en los productos que se enseñan. Eso me repatea, porque hay cosas que luego son malas y eso también hay que contarlo", expone.

Así se explican sucesos en su canal, como cuando fue invitado a la presentación del OnePlus 6T McLaren Edition —uno de los pocos eventos a los que ha accedido a ir— y dijo en su vídeo que "si queréis ver más comparativas y todo eso, os vais a otro canal, porque a mí los móviles como que me aburren", o que añadiese en la descripción que "yo elegiría la versión normal de hace un año, que cuesta menos". Esto equivale a la alineación de siete planetas y dos satélites en el universo de ultimahorismo y devoción por la novedad que es el de las reseñas tecnológicas.

Lo de no revelar su identidad es una decisión que viene de lejos. El paso del tiempo y la llegada del éxito solo ha servido para consolidarla. "Ahora lo normal es exponer toda tu vida en Internet: dónde trabajas, dónde vives, cómo son tus hijos, qué horarios tienes... Dar mucha información con la que cualquiera te la puede liar en un momento. Solo falta decir cuál es el PIN de la alarma de tu casa. Yo paso de entrar en ese rollo", dice con exactamente el mismo tono de voz que suena en sus vídeos.

De hecho, nos pide no publicar ni siquiera algunos datos personales, como su edad exacta, como condición para hacer esta entrevista. "Hay muchos motivos para no dar tu identidad y muy pocos para hacerlo. Ser famoso hoy en día no lo veo muy positivo, la gente ahora se hace famosa por tonterías muchas veces, por hacer un challenge, cosas así. Si me hiciera famoso, me gustaría serlo por algo más importante, por ayudar a la gente quizás, por aportar, no por jugar al Fortnite o por tirarme un cubo de hielo por encima. Está bien, claro, pero yo prefiero otras cosas y tampoco considero que lo que hago merezca que me haga famoso o admirado".

Su secretismo también es una medida de autoprotección. "Si alguna vez digo algo que sienta mal... Ahora mismo, cualquier cosa que digas siendo conocido puede hacer que haya gente que se organiza para que te echen del trabajo, o de tu piso. Tienes que ir con pies de plomo. Si alguna vez hago algo que sienta mal, no me pueden venir a hundir, porque soy anónimo".

"Ahora mismo, cualquier cosa que digas siendo conocido puede hacer que haya gente que se organiza para que te echen del trabajo, hay que ir con pies de plomo"
En algunas ocasiones ha publicado vídeos circulando a velocidades superiores a las permitidas, especialmente en bicis eléctricas o patinetes eléctricos modificados por él mismo. Algo cuyas consecuencias también se anulan siendo anónimo. "Cuando voy así, con el patinete o algo, lo hago por sitios por los que no hay nadie, así no pongo en peligro a nadie. Además, al no haber nadie, si me multan, es distinto a si hubiese gente alrededor, es menos grave por así decirlo", se explica.

No obstante, a veces sí es reconocido. O bien por su forma de hablar y su tono de voz singular, algo que le ocurre sobre todo en entornos como gasolineras o talleres mecánicos; o bien por los coches que lleva. Por ejemplo, últimamente anda con un Chevrolet Camaro, un modelo poco visto en España, al que además ha modificado con un volante, unas llantas o unos faros concretos que hacen a su modelo aún más reconocible.

"Hace tiempo había gente que incluso llamaba a mi casa para preguntarme si era Vicesat, era porque aparcaba en la puerta y reconocían el coche, ahora intento aparcar un poco más lejos. Venían incluso a mi trabajo. No fueron muchos, pero al ser algo tan llamativo lo recuerdo bien". Otra consecuencia de ese anonimato-no-anónimo es que, paradójicamente, le cuesta más vender sus coches, un tipo de operación que hace muy a menudo: ha tenido 21 coches distintos, y varias motos.

"Cuando pongo el coche a la venta en alguna plataforma, hay gente que lo reconoce y me escribe para decirme que le interesa, pero realmente no le interesa, lo que quiere es hablar conmigo, o quedar para ver el coche sabiendo que no lo va a comprar. Aparte de eso, cuando me han reconocido no he tenido ni una mala experiencia, siempre ha sido gente educada y agradable, suena idílico pero es así". En esas operaciones de compra-venta no gana dinero, y si lo hace, el beneficio no suele compensar per se las horas dedicadas a cada restauración o reparación. Es un hobby que cuenta en vídeo.