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Apple iPad Pro (2020), análisis tras un mes de uso: un equipo de trabajo muy completo que no siempre podrá ser el único

El iPad Pro de 2020 llegó por sorpresa para ser el buque insignia de los tablets de Apple, el pensado para las tareas más exigentes y dar motivo de llevar ese apellido. Algo que hemos querido comprobar tras un mes de uso con el iPad Pro (2020), centrándonos sobre todo en la experiencia de trabajar con él como dispositivo único y si eso es posible.

Un tablet cuyas principales novedades, además de actualizarse por dentro, es un escáner LiDAR y soporte para trackpad. Hemos probado el de 12,9 pulgadas algo que casi se llevó el mismo (o mayor) protagonismo en este estreno: el Magic Keyboard. Os contamos qué tal con ambos.

Más de lo mismo (para bien) en diseño y pantalla
El diseño no ha experimentado apenas cambios con respecto al iPad Pro de 2018, viendo esas aristas en ángulo recto que no dibujan otros tables como el iPad estándar o la Samsung Galaxy Tab S6 Lite, siendo algo casi más cercano al estilo Surface. Pese a esto no resulta incómodo en mano, no da sensación de “cortar” o molesta al agarre, si bien es más agradable llevarlo dentro del Magic Keyboard (aunque éste se ensucia con demasiada facilidad).

Pese a las esquinas no resulta incómodo en mano, no da sensación de “cortar” o molesta al agarre
De hecho, para sus dimensiones tampoco resulta pesado, siendo también bastante fino y al final muy cómodo de llevar de aquí para allá al menos hablando del dispositivo sin fundas y añadidos. El Magic Keyboard añade un peso considerable, pero al final sigue siendo menos que lo que puede pesar un portátil de 13 pulgadas como su primo hermano el MacBook Pro.

En su versión de 12,9 pulgadas es bastante más grande que el iPad (2019) y no le gana a ligereza al iPad Air (2019). Sí logra tener algo menos de volumen que la Surface 7 Pro, que entra en las diagonales de 12 pulgadas (y es quizás el producto más enfrentado a nivel de prestaciones).

La cámara frontal (y por tanto el FaceID) se sitúa en el borde superior (mirándolo en vertical), de modo que cuando lo tengamos en el Magic Keyboard o lo sostengamos en horizontal tendremos que tener cuidado para no taparlo con nuestra mano o para saber dónde dirigir nuestra mirada para la identificación del rostro. Apple no suele optar por decisiones asimétricas en lo referente a los frontales, pero quizás la ubicación en una esquina (algo como el Huawei MatePad Pro, aunque no fuese con agujero) hubiese sido más práctica en este sentido.

La trasera, metálica y mate, resiste bastante a suciedad y a huellas sin que tampoco resbale. Eso sí, la resistencia oleofóbica del cristal de la pantalla es mucho menor, ensuciándose con mucha facilidad al igual que como veremos en el caso del Magic Keyboard. Aquí también se sitúa el nada discreto módulo para cámaras, que adopta la misma forma de baldosa (o vitrocerámica) de los iPhone 11 pero no hace que el iPad Pro se tambalee si lo usamos apoyado en una superficie.

En todo caso, se trata de un producto muy bien construido y aparentemente resistente. La poca anchura de los marcos logran trasladar la sensación de un “casi todo pantalla” de manera conseguida, y que con el Magic Keyboard se consiga transmitir la sensación de que estamos trabajando con un ordenador.

Hablando pues del panel, se trata de una pantalla Liquid Retina de 12,9 pulgadas y una resolución de 2.732 x 2.048 píxeles, con una densidad de 264 píxeles por pulgada. La tasa de refresco es de 120 hercios, como su predecesor, y es una de las claves para que la experiencia con ella sea muy buena.

En iOS no encontramos apenas ajustes para la pantalla, si bien viene bien calibrada y aunque viene algo cálida de fábrica el contraste y la saturación son adecuados. La sensibilidad táctil también es adecuada, tanto al tap como a los gestos, lo cual de hecho es básico para que la experiencia con este dispositivo en el trabajo sea buena.

La densidad de píxeles no es rompedora, pero es suficiente para dar una buena experiencia a nivel de nitidez. Salvo por lo fácilmente que se ensucia, en general y en conjunto con los marcos bastante reducidos da buena experiencia.

Potencia de sobra, autonomía decente y un LiDAR muy hot
El iPad Pro es fiel a la mínima del fabricante con los procesadores propios para dispositivos móviles e integra el Apple A12Z Bionic, con el misterio de la RAM (6 GB según se vio en el despiece y como muestran los benchmarks). Un procesador que junto a la GPU debería ser capaz, para cumplir lo prometido, de renderizar en 4K, mover bien juegos exigentes a 120 Hz o rendir mejor en realidad aumentada entre otros aspectos. ¿Ha sido así?

Como hemos dicho antes, en estas semanas hemos intentado hacer del iPad Pro nuestro equipo único, ya no sólo para trabajo sino también para entretenimiento. Además de los benchmarks que os mostraremos a continuación, hemos jugado con juegos estándar, juegos de AR, editado fotos desde una tarjeta SD, compuesto vídeos y sobre todo trabajar a doble ventana, y en ningún momento hemos notado que el hardware fuese insuficiente. Fluidez y potencia siempre, para todo.

Eso sí, siendo la AR una de las características a las que más importancia se le ha dado, hay que destacar que se calienta de manera exagerada (y sin estar demasiado rato con este tipo de apps). Algo que ya nos llamó la atención en el ASUS ZenFone AR, lo cual es normal al ser un uso muy exigente, pero no deja de dejar dudas de cómo afectará esto a la larga al hardware (sobre todo a la batería).

Hablando de la autonomía, alternando un uso intenso y otro menos exigente nos aguanta más o menos dos días. En los días más intensivos (trabajando las ocho o más horas con él y usándolo unas 10 horas al día), la autonomía es de algo más de un día. Con estas cifras se logra estar tranquila en un trabajo en movilidad a la hora de no depender de cargadores o enchufes para antes de que finalice la jornada, tardando unas 3 horas y 15 minutos en cargarse.

Esto nos lleva al USB. Está muy bien que Apple ceda y sus dispositivos tengan conexiones más universales, pero al no tener jack de audio si no tenemos auriculares inalámbricos no podremos cargarlo/usar algún adaptador USB y escuchar música, llamadas, etc. a la vez. En esta pandemia de videollamadas no han sido pocas las veces que hemos tenido que elegir entre conectar una cosa u otra, al no siempre disponer de auriculares por Bluetooth, y creo personalmente que el ancho lo podría permitir como ocurre con el iPad estándar.