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Realme 8 Pro, análisis: un campeón en peso pluma sin sacrificar autonomía

Realme llegó fuerte para cambiar el panorama de la oferta de la gama media y bien que lo ha conseguido, tanto que al empezar el año ya los tenemos como a unos firmes candidatos a lograr estar al menos en el podium de mejor móvil calidad-precio. En el análisis del Realme 8 Pro probamos a fondo uno de los aspirantes, siendo una evolución más bien discreta del Realme 7 Pro.

La marca ha apostado por ser conservadora por dentro (no en todo) e innovadora por fuera, con ese diseño algo peculiar del módulo de cámaras que ya vimos en un anticipo y que se complementa con una cascada de purpurina en toda la trasera. El objetivo: volver a ser un móvil para todos los públicos y, sobre todo, para todos los bolsillos. Veamos cómo ha ido con él.

Ficha técnica del Realme 8 Pro

Hay dos aspectos que sorprenden al abrir la caja del Realme 8 Pro y observarlo por primera vez: uno se ve, el otro se percibe.

A nivel estético no vamos a encontrar nada fuera de las tendencias actuales, y precisamente el primero de esos dos aspectos llamativos es el módulo de cámaras. Son cuatro círculos de igual diámetro que colocan en un cuadrilátero las cámaras traseras y que nos recuerda a los ojos de un arácnido: apilados, grandes y simétricos.

La otra característica que nos llama la atención es que es ligerísimo, hablando de las dimensiones que tiene y de la tendencia actual. Hacía tiempo que no teníamos esta sensación de descanso al sostener un móvil con pantalla de 6,4 pulgadas de diagonal y una batería que no es de las de mayor capacidad, pero tampoco es de las reducidas (4.500 mAh).

Son 176 gramos en un mundo lleno de pesos cercanos o por encima de los 200 gramos, de ahí que nos parezca cómodo y agradable al sostenerlo. No es muy grueso y los bordes se adelgazan un poco, así que el agarre también es correcto.

De ahí que en mano nos pueda recordar más al Samsung Galaxy S21 que al OnePlus 8T, pese a tener un volumen casi idéntico a éste último. De hecho, su ligereza y compactación forman parte de los rasgos a destacar de este smartphone, ya que como después veremos supone una actualización comedida con respecto al 7 Pro.

La trasera, al menos en el tono azul, es muy llamativa, y muy brill-brilli. El degradado afecta tanto a carcasa como a marco de metal, de modo que vemos un cambio de tono desde un azul claro, casi plateado, a un tono más intenso hacia la base.

El acabado resiste muy bien a las huellas, y aunque da la sensación de que no tiene adherencia tampoco resbala. Eso sí, la combinación del llamativo módulo, el degradado estilo purpurina y el lema de la marca irrumpiendo en la mitad derecha de la trasera, con grandes letras y acabado charol, no es para todos los gustos. Nos resulta un poco demasiado recargada y nos hace echar de menos la estética resultona pero mucho más sencilla del Realme 7 Pro.

Hablando de los botones físicos, tanto los de volumen como el de encendido están en el lado izquierdo, dejando el derecho despejado salvo por la bandeja de la SIM, que se encaja muy discretamente cerca de la esquina. El USB tipo C se coloca simétrico y centrado en el borde inferior, con el altavoz y el minijack de 3,5 milímetros. Los bordes laterales son delgados y lisos, mientras que los superior e inferior son algo más anchos y ligeramente cóncavos.

El Realme 8 Pro es un móvil bien construido y sobre todo ligero y cómodo. Quizás podría ser algo más estándar (sin caer en lo aburrido) como su predecesor, pero al final la estética y los colores son cuestión de gustos.

Pantalla: más vale bueno conocido, episodio I
La pantalla es, a todas luces, la misma que vimos en el 7 Pro. Se trata de una pantalla de 6,4 pulgadas Super AMOLED con resolución FullHD+ (de 1.080 x 2.400 píxeles) y a 60 Hz de tasa de refresco como máximo, con lo que quizás quede algo atrás con respecto a la competencia más directa, viendo que por ejemplo el Xiaomi Redmi Note 10 Pro llega a los 120 Hz.

Como nos pasó con su antecesor, nos parece que en este sentido es una oportunidad perdida, sobre todo considerando que el Realme 6 Pro llegó con 90 Hz. En este caso, se pierde una dosis de fluidez extra que, como explicaremos luego, tampoco le vendría nada mal a este móvil.

Dejando a un lado esto, la pantalla da buena experiencia en cuanto a ángulos de visión, sensibilidad táctil y contraste. Eso sí, se conservan los genes que codifican la sobresaturación, lo cual podremos remediar ligeramente yendo a los ajustes de pantalla y eligiendo el modo de color "suave".

Ahí vemos que, en este caso, Realme UI tampoco ofrece un alto nivel de especialización en los ajustes para el panel, algo que echamos de menos dado que la calibración de fábrica tiene margen de mejora. Sí podemos mejorar un poco la visualización de vídeos con la función de OSIE Vision Effect, que también se encuentra en estos ajustes.