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Este exdirector de WhatsApp fue clave en la venta a Facebook, se hizo millonario y ahora se arrepiente. Estos son sus motivos

Neeraj Arora, que en el año 2014 era Chief Business Officer de WhatsApp y que ayudó en la negociación para vender la aplicación de mensajería instantánea a Facebook por 22.000 millones de dólares (fueron finalmente 3.000 millones más de lo anunciado al principio), acaba de decir que hoy se arrepiente de ello.

La razón: Facebook dijo que apoyaba la misión y visión del equipo de WhatsApp... pero resultó que no. Zuckerberg mintió (como ya ha hecho en otros momentos que conozcamos de su historia) para conseguir su objetivo de hacerse con la app.

La historia inicial de WhastApp
WhatsApp fue fundada en 2009 por Jan Koum y Brian Acton. Dos años después, en 2011, Arora se unió al equipo como Director de Negocios. En 2012 y 2013 Mark Zuckerberg propuso hacerse con la app, pero los directivos en aquel momento se negaron.

Facebook volvió a proponer la compra principios de 2014 con una oferta que hacía parecer una asociación, es decir una unión en el que seguirían trabajando, de algún modo, de forma conjunta en la misma dirección. Facebook ofreció, según lo que cuenta Arora de estas negociaciones, lo que los directivos querían escuchar.

Arora se ha puesto nostálgico en su declaración en Twitter recordando que él estaba encantado con la app en la que estaba trabajando: "Para las personas (como yo) con familia en varios países, WhatsApp era una forma de estar conectados, sin tener que pagar tarifas de SMS o llamadas de larga distancia". En aquel momento la herramienta cobraba un euro a cada uno de sus usuarios en la descarga para monetizar el servicio.

Qué ofreció Facebook

Facebook les habló de ofrecer soporte total para el cifrado de extremo a extremo; nunca basar su negocio en la publicidad; independencia total en las decisiones sobre el producto; un puesto en el consejo de administración para Jan Koum; y una oficina propia para los directivos de WhatsApp en Mountain View (la localidad donde también se ubica Google).

Como puedes ver en la imagen previa, esa nota la escribió Brian Acton porque eran las máximas de WhatsApp para cualquier acuerdo. Como esta propuesta de Zuckerberg gustó a WhatsApp, siguieron las conversaciones, y según avanzaron las conversaciones y comenzaron a hablar de la adquisición, WhatsApp insistió que su postura era: que no se podía extraer datos de los usuarios; no incluir nunca anuncios; y no hacer un seguimiento entre las plataformas.

Vamos, que si miramos lo que pasa ahora con WhatsApp, un año después de que cambiaran sus polémicas condiciones de uso por permitir a Facebook acceder a la información de la app de mensajería, vemos que ninguna de estas condiciones se han cumplido. Arora recuerda qu todo se torció a partir de 2017.

Solo hay que recordar que en 2018 uno de los creadores de WhatsApp hizo un tuit en su perfil diciendo que "Es el momento" y el hashtag #deletefacebook o Borra Facebook, atacando así a la mano que mucho le dio de comer. Acton ya ha hablado públicamente de esto.

Meta es "Frankenstein"
Hace unos meses que el creador de Twitter Jack Dorsey decía arrepentirse de haber centralizado tanto internet y las redes sociales hasta que sean imperios en manos de unos pocos. Pues el antiguo directivo de WhatsApp dice algo similar: "Las empresas tecnológicas tienen que admitir cuando lo han hecho mal".

Arora aún así se exime de culpas porque dice que no se imaginó que esos 22.000 millones de dólares fueran a llevar a esto. A pesar de que mucho se habló en su momento que tal cantidad de dinero podría tener detrás el interés de la empresa de Zuckerberg por manejar más información para su inmenso negocio publicitario (a más datos, más puede vender a anunciantes).

"Nadie sabía al principio que Facebook se convertiría en un monstruo de Frankenstein que devoraba datos de los usuarios y escupía dinero sucio. Nosotros tampoco lo sabíamos", ha dicho. E insta a otras personas del sector a confesarse al respecto: "para que el ecosistema tecnológico evolucione, tenemos que hablar de cómo los modelos de negocio perversos hacen que los productos, servicios e ideas bienintencionados vayan mal" y ha aludod a la nueva compra de Twitter por Elon Musk.