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Samsung S95BA OLED, primeras impresiones: la tecnología QD-OLED está aquí, la hemos probado y nos ha impactado

Seguimos la pista muy de cerca a la tecnología QD-OLED desde hace casi tres años. En 2019 dos medios surcoreanos muy fiables, The Korea Herald y BusinessKorea, desvelaron que Samsung estaba desarrollando su propia tecnología OLED para paneles de gran formato con el propósito de competir en un mercado que actualmente está indiscutiblemente liderado por LG.

En aquel momento estas publicaciones vaticinaron que los primeros televisores QD-OLED de Samsung aterrizarían en las tiendas en 2020, pero llegó la pandemia de SARS-CoV-2, y con ella las previsiones de muchas compañías tuvieron que ser reescritas de arriba abajo.

Hemos tenido que armarnos de paciencia, pero, por fin, el primer televisor de Samsung con panel QD-OLED está a punto de llegar a las tiendas españolas. Y nosotros ya hemos tenido la oportunidad de verlo en acción con la calma necesaria para hacernos una idea certera acerca de su calidad de imagen. Ahí va un pequeño aperitivo para ir abriendo boca: a las demás tecnologías va a costarles mucho superar lo que nos proponen estos paneles orgánicos.

La tecnología de los paneles QD-OLED, explicada
La cualidad más relevante que tienen los paneles OLED es su capacidad de emitir luz sin necesidad de recurrir a una fuente de iluminación externa, algo que sí deben hacer los paneles LCD. Esto es posible porque utilizan diodos orgánicos, unos componentes electrónicos semiconductores que permiten y controlan el paso de la corriente eléctrica en un único sentido.

Los paneles OLED que fabrica LG Display son de tipo W-OLED ('White OLED')
A diferencia de los diodos convencionales, los que utilizan material orgánico tienen la capacidad de reaccionar a la estimulación eléctrica emitiendo luz, de ahí que la tecnología OLED sea autoemisiva.

Hasta aquí no hay ninguna diferencia entre los paneles OLED que fabrica LG y los que ya está produciendo Samsung. Sin embargo, si nos ceñimos a la estrategia a la que recurren para reproducir el color aparece la primera diferencia significativa entre ambas tecnologías. Los paneles OLED que fabrica LG Display son de tipo W-OLED (White OLED), por lo que la luz que emite cada una de las celdillas autoemisivas del panel es de color blanco.

El problema es que para componer una imagen en color necesitamos obtener los tres colores primarios RGB (rojo, verde y azul), por lo que es necesario colocar encima de la matriz de diodos orgánicos un filtro de color RGB que sea capaz de reproducirlos.

Curiosamente, esta tecnología no la diseñó originalmente LG. Durante muchos años la compañía que más esfuerzos había realizado para desarrollar la tecnología OLED fue Kodak, y en 2004 hizo un anuncio sorprendente: había conseguido resolver la principal desventaja que tenían los paneles OLED RGB, que consistía en la degradación prematura de los subpíxeles de color azul. Además, su solución permitía fabricar paneles OLED con un tamaño muy superior al de los paneles de este tipo que se producían en ese momento. Y con un coste inferior.

La tecnología que había implementado Kodak era, precisamente, White OLED. La compañía estadounidense patentó su innovación, pero su estado financiero en ese momento no era bueno debido, entre otras razones, a lo mucho que se había resentido desde finales de la década de los años 90 el mercado de la fotografía de película, que era una de las principales fuentes de ingresos de Kodak.

Esta situación provocó que los responsables de la compañía decidiesen abandonar el desarrollo de la tecnología OLED, por lo que a finales de 2009 LG compró a Kodak esta área de negocio y las patentes que había desarrollado por 100 millones de dólares. El resto es historia.

La principal ventaja de los paneles White OLED que fabrica LG Display frente a los RGB OLED convencionales es que, como hemos visto, no adolecen de la degradación prematura del subpíxel azul. Además, su producción es más sencilla, barata y permite obtener paneles con un tamaño sensiblemente mayor al de los paneles RGB OLED. Sin embargo, no todo son ventajas.

La tecnología W-OLED requiere, como hemos visto, la colocación encima de la matriz de diodos orgánicos de un filtro de color RGB que permite la reproducción de los tres colores básicos, pero que, a cambio, absorbe luz, reduciendo sensiblemente la capacidad de entrega de brillo de los paneles W-OLED frente a los RGB OLED. Y, además, su capacidad de reproducción del color es inferior a la de esta última tecnología.

La razón por la que ha merecido la pena que hagamos este pequeño repaso consiste en que, precisamente, la tecnología QD-OLED que ha desarrollado Samsung aspira a resolver los dos hándicaps de W-OLED, pero intentando mantener sus bazas frente a RGB OLED. Lo que propone Samsung es reemplazar el filtro RGB que requieren los paneles W-OLED por una matriz de nanocristales, o puntos cuánticos, que se responsabilice de la reproducción del color.