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China le ha dado la vuelta (literalmente) al maglev, el tren hiperrápido de levitación magnética

China inicia la cuenta atrás para probar una de las joyas de su sistema de transporte público: el ferrocarril Xingguo, un maglev colgante. El vehículo combina dos tecnologías que lo diferencian de la mayoría de trenes que circulan por el Gigante Asiático o el resto del planeta: la levitación magnética, que utiliza un sistema de imanes para sostener e impulsar los vagones; y el ferrocarril colgante, que pende “boca abajo” para reducir su impacto en el tráfico urbano. Según el canal de noticias chino CGTN, Xingguo será el primer tren del mundo en cumplir estas características.

El nuevo ferrocarril salió de la línea de montaje hace ya varios meses, a finales de 2021, y ahora afronta sus ajustes finales para someterse en julio a las pruebas de puesta a punto. La pista creada para su test mide unos 800 m, con vía doble, y se espera que Xingguo pueda alcanzar los 80 km/h. El tren es fruto de la colaboración entre la Universidad de Ciencia y Tecnología de Jiangxi y el Grupo de Industria y Ciencia Ferroviaria de China, se montó en Wuhan y ahora se pule en Ganzhou.

"Xingguo es un nuevo tipo de vehículo suspendido cuya característica es la tecnología de maglev permanente", explica Yang Bien, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Jiangxi, a CGTN. La clave que hace de Xingguo un vehículo pionero, recalca la cadena china, es que combina ambas tecnologías, la del maglev y la que utilizan habitualmente los ferrocarriles suspendidos.

Ya durante la presentación del vehículo, a finales de 2021, sus responsables incidían en sus peculiaridades frente a los maglev convencionales. "Se entiende que la levitación magnética en el suelo es electromagnética, que requiere electricidad para hacer flotar el vehículo. El tren colgante utiliza tecnología de levitación magnética permanente, que puede hacer flotar el tren sin electricidad, por lo que es más respetuoso con el medio ambiente", apunta el medio oficial People Daily.

"Utiliza la fuerza repulsiva entre los imanes permanentes y las pistas de imanes permanentes para lograr la suspensión del vehículo mediante tracción sin contacto. Tiene una serie de características como seguridad, ahorro energético, comodidad y mantenimiento conveniente", abunda.

Ahora Xingguo deberá enfrentarse a una fase de pruebas con un monorraíl de 800 metros de longitud y una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora (km/h), lo que lo convertirá en un hito en China. A finales del año pasado se apuntaba que podría alcanzar incluso los 120 km/h.

Con su puesta en marcha China busca ventajas que combinen las fortalezas de los maglev y los trenes suspendidos: servicios silenciosos, con una infraestructura que no exige ocupar grandes superficies y no interfiere ni con los peatones ni con el tráfico rodado de las ciudades. Si bien es cierto que su aforo suele ser bastante inferior al de los trenes subterráneos —cerca de la mitad—, también resultan mucho más económico. Se calcula que su coste ronda la quinta parte.

"Al ocupar menos terreno, los trenes colgantes no interfieren con los peatones o los vehículos motorizados. Tienen derecho de paso independiente", explica Wang Zhongmei, del Grupo de Ciencia e Industria Ferroviaria de China (CRSIC) a STDaily, antes de recalcar su menor coste global. Otra de sus ventajas es su capacidad de ascenso, su reducido radio de giro y la menor polución.

Ni los maglev ni los trenes en suspensión son exclusivos de China. El propio diario estatal People Daily reconoce que China es el tercer país en explotar la tecnología de los trenes colgantes, después de Alemania y Japón. En Renania del Norte opera desde hace ya bastante tiempo el tren monorriel de Wuppertal y entre Fujisawa y Kamakura opera otro tren colgante, el ferrocarril de Shonan.

Algo similar ocurre con los maglev. En Japón uno de estos vehículos logró alcanzar ya en 2015 un récord de velocidad de 603 km/h, en Shanghái disponen de uno capaz de pasar de los 400 km/h y el año pasado China estrenó un nuevo modelo en Qingdao que puede alcanzar los 600 km/h y aspira a convertirse en el tren más veloz del mundo. La clave de su rapidez está en buena medida en su sistema de levitación magnética, con un sistema de imanes que eliminan la fricción.