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Aunque las especificaciones digan lo contrario, he comprobado que pagar más por la versión Pro está más que justificado

Del dicho al hecho hay un trecho. No es lo mismo realizar una comparativa basándose únicamente en las especificaciones técnicas que poder probar los dispositivos y enfrentarlos. En ocasiones no queda más remedio que comparar los productos solo con las características, sea porque no tenemos acceso a ellos, porque acaban de salir o por cualquiera otro motivo.

Cuando llevas años probando todo tipo de productos es fácil hacerse una idea anticipada de cómo acabará siendo el producto. En base a los números ofrecidos uno puede más o menos intuir qué tipo de experiencia ofrecerá. Pero muchas veces hay sorpresas. Muchas veces los números no dicen toda la historia. Y cada vez menos.

Es en los análisis cuando tenemos la oportunidad de entender bien qué tenemos delante. Solo aquellas personas que han podido probar un producto sabrán decirte a ciencia cierta si merece la pena o no. Si tiene problemillas, si sorprende o si enamora. Ese feeling que únicamente se obtiene cuando llevas al menos varios días utilizando un dispositivo.

El último ejemplo de esta reflexión lo he tenido esta semana tras probar los CMF Buds y compararlos con los CMF Buds Pro que llevo probando varios meses. A priori son dos auriculares completamente inalámbricos parecidos. Los Buds son más nuevos mientras que los Pro son algo más caros. La diferencia es prácticamente mínima. O así se puede pensar cuando uno lee las características.

Como vemos, los CMF Buds son 10 euros más baratos que sus hermanos Pro. Las especificaciones son muy similares. El diseño es prácticamente el mismo. Al final se llaman casi igual. Pero analicemos las diferencias técnicas.

Los Buds normales tienen un procesador más nuevo, un driver más grande, la versión 2.0 de su potenciador de graves y optimización de Dirac. A simple vista incluso podríamos pensar que el modelo nuevo debe escucharse mejor.

A nivel de ergonomía son parecidos. Y quizás me quedaría con la base de carga de los Buds. También disponen de sincronización con dos dispositivos al mismo tiempo. Pero más allá de esto, los Buds Pro ganan en todo.

Lo hacen en autonomía, donde pasamos de poder escucharlos durante casi toda la jornada a que después de comer ya nos pidan recargar. Esa diferencia de un par de horas de autonomía se nota cuando estás todo el día con ellos.

Lo hacen en la cancelación de ruido, donde aunque teóricamente solo hay una diferencia de 3 decibelios, lo importante está en la efectividad. En la tabla de especificaciones vemos que los Buds Pro anulan hasta 5.000 Hz mientras que los Buds solo hasta 2.900 Hz. Es un dato que no siempre se ofrece y creemos que sí refleja bien la gran diferencia que hay. Mientras con los Buds Pro tenemos una cancelación muy lograda y efectiva para la oficina, la cancelación de los Buds estándar es bastante pasable.

Lo hacen en llamadas. Los Buds Pro tienen tres micrófonos y los Buds solo dos. Pero además los primeros tienen un sonido más limpio. Todo sea dicho, creo que en este apartado ninguno de los dos modelos sobresale especialmente.

Y lo hacen en sonido. Los Buds tienen un sonido más plano. Las voces más huecas. Los instrumentos no se notan tanto. El volumen es inferior. Y los graves, que técnicamente han sido mejorados, a la hora de la verdad no ofrecen una pegada más completa. Quizás se ha mejorado la distorsión con el volumen alto, pero pasable. Los Buds Pro siguen siendo unos auriculares económicos, pero sí se nota la diferencia. Mientras que los Buds me dan la sensación de sonido del montón, con los Buds Pro hay cierta sorpresa.

En todo caso, los dos nuevos auriculares de CMF, la nueva marca de Nothing, ofrecen una excelente relación calidad-precio. Estamos ante un fabricante que quiere abrirse paso en una industria con mucha competencia como la tecnológica y una de las pocas formas es ofrecer precios muy bajos. Los CMF son un producto que vale la pena. Más si podemos conseguirlos junto a alguna oferta.

Pero si tenemos que quedarnos con uno, lo haríamos con los Buds Pro. Principalmente porque ofrecen un extra que los diferencia de la mayoría de auriculares aleatorios que se encuentran en Amazon. Si la diferencia fuera de 20 euros (casi el 50%) estaría justificado, pero por 10 euros, claramente la opción Pro es la recomendable.