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La gran comparativa de sonido entre los mejores móviles del momento: los enfrentamos a nuestro banco de pruebas más exigente

Los smartphones de la gama más alta son muy importantes para las marcas. Lo son por los ingresos que generan, pero también porque reflejan su capacidad de innovación y concretan cómo es la experiencia más ambiciosa que nos proponen. Además de los análisis que dedicamos a cada uno de ellos para evaluar su rendimiento de la forma más profunda posible nos parece crucial enfrentarlos en comparativas que nos ayudan a identificar si están o no a la misma altura que los móviles con los que compiten en las tiendas.

Recientemente hemos publicado una extensa comparativa en la que analizamos el rendimiento de las cámaras de nueve smartphones de gama alta en un abanico de escenarios de captura muy amplio, pero nos queda otro frente por analizar: su calidad de sonido. El objetivo de esta comparativa es evaluar qué experiencia nos proponen esos mismos nueve teléfonos móviles cuando los utilizamos para reproducir música, películas, juegos o cualquier otro contenido con información sonora. Y, de paso, también para averiguar cuáles son los modelos con mejor sonido que podemos encontrar hoy en el mercado.

Los smartphones que hemos enfrentado en esta megacomparativa son: Xiaomi Mi Note 10, LG G8s ThinQ, Sony Xperia 5, Apple iPhone 11 Pro, Google Pixel 4 XL, Samsung Galaxy Note 10+, Huawei P30 Pro, Huawei Mate 30 Pro y OnePlus 7T Pro. La razón por la que hemos seleccionado dos móviles de Huawei es que, aunque el Mate 30 Pro es el gama alta más reciente, el hecho de no contar con las apps de Google provoca que sea un terminal muy minoritario y deja al Huawei P30 Pro como el principal buque insignia de la marca en 2019.

Evaluar la calidad de sonido de los smartphones de gama alta es todo un reto
Analizar la calidad de sonido de un teléfono móvil es difícil. Nuestra memoria auditiva es frágil, por lo que para sacar conclusiones rigurosas y lo más objetivas posible es imprescindible recurrir a un banco de pruebas extenso, y, además, analizar todos los terminales de forma consecutiva y en un plazo de tiempo lo más breve posible. Pero esto no es todo. Actualmente es más complicado preparar una comparativa como esta que nunca porque el hardware del propio smartphone ha perdido una parte de su relevancia como consecuencia de la eliminación de la salida en formato jack de 3,5 mm de la mayor parte de los terminales.

El hardware del propio smartphone ha perdido una parte de su relevancia como consecuencia de la eliminación de la salida en formato jack de 3,5 mm de la mayor parte de los terminales

Esta filosofía, a la que se han sumado la mayor parte de las marcas, ha provocado que los auriculares asuman una parte del protagonismo que hasta no hace tanto recaía en el propio teléfono móvil. Los auriculares siempre han sido muy importantes, de eso no cabe duda, pero ahora lo son más que nunca. Precisamente esta comparativa nos permitirá comprobarlo, pero antes me parece una buena idea hacer un breve inciso que puede ayudarnos a identificar el papel crítico que ejercen los auriculares en la calidad de sonido que nos ofrece un smartphone.

Los aficionados a la alta fidelidad suelen aceptar que el componente que determina de una forma más clara la calidad de sonido global y la estética sonora de un equipo de audio son las cajas acústicas. Tras ellas resulta determinante la influencia que ejerce la habitación en la que reside el equipo en su sonido, por lo que es recomendable acondicionarla en la medida de lo posible para, entre otros objetivos, controlar las reflexiones murales de las ondas sonoras y evitar la aparición de «bolas de graves». En tercer lugar en orden de importancia, y siempre detrás de las cajas acústicas y la habitación, tenemos la electrónica, de la que forman parte la fuente de sonido, el preamplificador y la sección de amplificación. Y, por último, todo lo demás: los cables de modulación, altavoces y alimentación; los acondicionadores, filtros y regeneradores de corriente, etc.

Los auriculares y los altavoces integrados en un smartphone tienen un impacto en su calidad de sonido equiparable al de las cajas acústicas en un equipo de alta fidelidad. Esto no es nuevo en absoluto, y explica por qué en esta comparativa los auriculares que las marcas incluyen junto a sus móviles ocupan una posición central. Sin embargo, el «destierro» del jack de 3,5 mm de la mayor parte de los terminales (solo dos móviles de los nueve que hemos analizado mantiene esta salida analógica) abre la posibilidad de que el DAC y el circuito integrado que se responsabiliza de la amplificación estén fuera del smartphone.

La música y todo el contenido sonoro que reproducimos en nuestros teléfonos móviles se almacena y se procesa en formato digital. Sin embargo, los diminutos altavoces de nuestros auriculares y nuestros teléfonos solo son capaces de reproducir señales analógicas que adquieren la forma de una corriente eléctrica, por lo que es necesario transportar el audio que contienen nuestros terminales del dominio digital al analógico para que pueda ser finalmente reproducido por los altavoces. Además, después de esta conversión la señal eléctrica que obtenemos, y que ya codifica información de naturaleza analógica (y por tanto continua), debe ser amplificada para que consiga excitar los altavoces con solvencia. Esta es la única forma de lograr que el diafragma del altavoz sea capaz de mover el aire, generando los cambios de presión que nosotros percibimos bajo la forma de ondas sonoras.

El reemplazo del jack de 3,5 mm por el conector USB-C por el que apuestan la mayor parte de los teléfonos móviles permite a los fabricantes decidir si quieren extraer la señal de audio de sus terminales en formato digital o analógico

Así es como funciona, de una forma muy resumida y sin entrar en detalles demasiado complejos, un equipo de reproducción de sonido. Lo interesante es que, como he mencionado unas líneas más arriba, el reemplazo del jack de 3,5 mm por el conector USB-C por el que apuestan la mayor parte de los teléfonos móviles permite a los fabricantes decidir si quieren extraer la señal de audio de sus terminales en formato digital o analógico. Todos sabemos que los enlaces USB se utilizan habitualmente para transportar datos digitales, pero el estándar también contempla un modo de operación conocido como «Audio Accessory Mode» que permite utilizar dos pines del conector USB-C para transportar señales de audio analógico.

Esta polivalencia de los enlaces USB es interesante, y parece razonable pensar que el rendimiento que nos ofrece un conector USB-C cuando se utiliza para transportar una señal analógica es el mismo que nos proporciona una salida jack de 3,5 mm. El problema es que en la práctica no suele ser así. El enlace USB suele rendir peor cuando se usa para transportar señales analógicas porque los conductores que transportan la información de audio están muy cerca de las líneas de alimentación y transporte de paquetes de datos a alta velocidad, y esta proximidad induce ruido en la delicada señal analógica, que es muy sensible a las fuentes de ruido externo.

El modo de operación «Audio Accessory Mode» permite utilizar dos pines del conector USB-C para transportar señales de audio analógico
Para evitar esta degradación la mayor parte de los smartphones de gama alta utiliza el conector USB-C con el propósito de extraer del terminal la señal de audio en el dominio digital, pero esta decisión acarrea una consecuencia importante: es necesario colocar fuera del móvil el DAC y el circuito integrado que se responsabiliza de la amplificación de la señal de audio una vez que ha sido transportada al dominio analógico. En la práctica estos dos componentes pueden estar alojados bien en el interior de los auriculares, bien en un adaptador externo de USB-C a jack de 3,5 mm. Eso sí, los auriculares inalámbricos deben incorporar necesariamente su propio DAC y amplificador de potencia porque la información de audio que reciben a través del enlace Bluetooth llega en formato digital.

Todo lo que hemos repasado hasta este momento parece apuntar que los fabricantes que han optado por eliminar el jack de 3,5 mm de sus smartphones tienen la oportunidad de ahorrarse el DAC y el amplificador transportando la señal de audio en formato digital a través del conector USB-C. Y sí, esto es cierto. Sin embargo, es necesario que en el interior del móvil sigan residiendo un DAC y un amplificador, normalmente de menor calidad, porque es imprescindible transportar del dominio digital al analógico la señal que reciben los altavoces instalados en el terminal. Y una vez que tenemos una señal analógica, como hemos visto, es necesario amplificarla.

Nuestra metodología de pruebas: cuatro escenarios para cubrir todos los frentes
Nuestro punto de partida a la hora de preparar la metodología de pruebas que necesitábamos para analizar la calidad de sonido de estos nueve smartphones ha sido el banco de pruebas que utilizamos en nuestra última comparativa. Sin embargo, nos hemos esforzado para ampliarlo y mejorarlo sensiblemente con el único propósito de intentar que nuestras valoraciones sean lo más rigurosas y objetivas posible. Somos conscientes de que es un reto importante, lo que nos ha llevado a incrementar los escenarios de prueba de los tres que teníamos en la última comparativa a cuatro. Desafortunadamente, como veremos más adelante, solo un smartphone, el Xperia 5 de Sony, nos ha ofrecido las herramientas que necesitamos para ponerlo a prueba en todos los escenarios de test.

Un requisito imprescindible que ya estaba presente en nuestra anterior comparativa, y que hemos mantenido intacto en esta, son las pruebas «a ciegas». Todos los tests de escucha los hemos llevado a cabo sin conocer de antemano qué terminal estábamos probando en ese momento, lo que ha requerido la intervención de una segunda persona que era la encargada de manipular el smartphone. Además, para evitar que la diferencia de volumen entre unos terminales y otros nos diera la sensación de que el que suena más alto suena mejor, hemos igualado el nivel de presión sonora entre todos ellos y en todos los escenarios de prueba reproduciendo ruido rosa y utilizando un sonómetro Velleman DVM805. Este instrumento es lo suficientemente sensible para permitirnos igualar incluso el nivel de presión sonora arrojado por los auriculares con cierta precisión.

Hemos igualado el nivel de presión sonora de todos los smartphones y en todos los escenarios de prueba reproduciendo ruido rosa y utilizando un sonómetro Velleman DVM805

Otra de las mejoras que hemos introducido en esta edición de la comparativa incide en el número y la variedad de cortes musicales que hemos utilizado. Y es que hemos recurrido a más música que nunca porque su complejidad y riqueza armónica representan la prueba más rigurosa a la que podemos someter a un equipo de sonido, sea del tipo que sea. El incremento tan sustancial del número de cortes ha provocado que hayamos dedicado a cada uno de los teléfonos móviles entre tres horas y media y cuatro horas, sumando el tiempo invertido en la escucha y en los ajustes que hemos introducido en cada teléfono con el propósito de que pudiésemos llevar a cabo todos los tests exactamente en las mismas condiciones.

Algo que ha ralentizado nuestras pruebas mucho, pero que nos parece crucial para poder sacar conclusiones lo más rigurosas posible, es que hemos analizado los smartphones de una manera secuencial. Esto significa, sencillamente, que no nos hemos limitado a probar un móvil al completo y pasar al siguiente, sino que hemos escuchado un mismo corte musical en todos los terminales de forma consecutiva e inmediata, y no hemos pasado al siguiente tema musical hasta haber escuchado el primero en todos los smartphones. Este procedimiento es más lento, pero resulta muy útil porque nos permite identificar las diferencias entre unos terminales y otros con menos dificultad y sin que nuestra frágil memoria auditiva nos engañe. Por supuesto, durante las pruebas de escucha hemos tomado muchas notas que nos han ayudado a interpretar lo que estábamos escuchando.